viernes, mayo 16, 2008

Vida estancialista.

Aunque es un tema muy viejo, porque los existencialistas ya pasaron de moda en estos tiempos nihilistas, igual uno puede preguntarse como vivían aquellos europeos de post-guerra o algún actual individuo (si se me permite usar la expresión) que se siente identificado con esa denominación y padece el vacío existencial tan característico de esta visión.

El punto es que ese vacío más que existencial, es muy posible que sea sólo “estancial”. ¿A qué me refiero con estancial?, simplemente a un vacío de estar, un no-estar, un sentirse dis-locado, fuera de loco, fuera de lugar, sin tener ni pertenencia ni hogar, y por ende padeciendo una enorme necesidad que debe ser buscada y cubierta de algún modo.

¿Por qué recoger esa denominación?. Los europeos salvo los españoles y los portugueses nunca tuvieron una distinción clara entre el ser y el estar. Por ende la discusión entre la esencia y la existencia tenía de trasfondo la pregunta por el ser mismo, y a esa pregunta no se le podía eludir en nuinguna discusión filosófica. A la vez responder satisfactoriamente la pregunta por el ser no es tarea fácil ya que desde el momento en que se dice que “el ser se dice de distintas maneras” cabe el equívoco en la definición y por ende en la concepción por ejemplo de esencia y existencia.

Los existencialistas así, preguntandose por el existir mismo, no lograron concebir que posiblemente lo buscado es un estar específico, un lugar en donde sentirse a gusto, un estar-aquí, que no se hace imposible de conseguir, porque el vacío (la nada, aunque también la negación del existir) todo lo cubre, incluso al hogar mismo.

Esto explica el porque los intelectuales y los artistas adhirieron tan rápidamente a esta visión. Ellos han percibido la vida mirando el abismo de la nada, del vacio. Sus vicios tienen que ver con la necesidad de búsqueda de algo y tener ese algo, de sentirse seguros, de estar-en-el-mundo. Esta sensación la pueden percibir las personas sin esta sensibilidad natural, en el momento en que sus ámbitos de vida, sus “lugares comunes”, son destruidos. La persona se siente desarraigada, exiliada y condenada a buscar su tierra, su lugar en el mundo, a saber si estan o no, a volverse estancialistas. Empiezan a percibir el vacío del mundo y la dificultad de lograr un “lugar perdurable”.

Los más avezados, los existencialistas puros, son de este modo los que perciben por completo el mundo como un lugar en el que no se puede “estar”, sólo se puede “ser”, pero ese ser se vuelve tenue ya que un requisito necesario es la estancia, y una estancia fija, perdurable, que de consistencia al ser mismo. El intelectual, el artista y el exiliado, buscarán constantemente ese lugar anhelado, el lugar fijo, el lugar concreto en donde poder sostenerse firme y seguramente de todos los embates externos, es lograr ver el vacío sin miedo, sin caerse y confiar en el punto de apoyo obtenido. Los que pierden todo tipo de esperanza en esta búsqueda se vuelven estancialistas o comúnmente dicho existencialistas, perdiéndole el sentido a la vida (concibiéndola como la imposibilidad de lograr una estancia real) y percibiendo el vacío del exilio, de la a-patridad, de la perdida de lugar.

¿Ellos encontrarán su “estar”?, nadie lo sabe.

sábado, mayo 03, 2008

Cumplimiento de crónicas anunciadas.

Una pregunta gravitante siempre ha sido la existencia de un destino pre-determinado. Como tarotista es un asunto muy importante a tratar, principalmente por la cuestión de que si lo leído en las tiradas es o no real.

Conversando el tema, he llegado a una primera conclusión que consiste en la existencia de un futuro “escrito”, las cosas de este mundo no pasan por que sí, sino que con una razón especial, pero esa razón especial no determina al ser que esta padeciendo ese destino. Se podría decir que la influencia padecida es probabilística, no necesaria y por ende con un cierto margen de error que puede provocar un giro del destino.
Eso sí, ese giro dependiendo de la cualidad de ese destino pre-concebido puede ser cambiado con un mayor o menor margen de error. Muchas veces esos destinos parecieran ser necesarios y no probabilísticos, especialmente cuando esta en juego el “marco existencial” de la persona (por ejemplo entender que la persona tiene que morir, por lo cual es un destino ya sabido, el que esta morirá).

A que viene toda este discurso. Hace algún tiempo me leyeron las cartas sobre un tema en específico y es asombroso como éstas dan al clavo de la sucesión de eventos por ocurrir. Así hoy me encuentro como el nueve de espadas, con una sensación de desazón, soledad y abandono, sin esperanza ni ver la luz del tunel, atormentado por los pensamientos, producto de información que no quería saber. La razón juega siempre malas pasadas y una persona como yo que tiene una tendencia viciosa a la racionalidad, ante cualquier perturbación mental padece una proliferación de pensamientos dañinos y autodestructivos que le nublan sus sensaciones y las perturban notablemente.
Pero esa misma carta menciona que la solución se encuentra al frente, que ya se vió lo que proseguía y por ende que esa perturbación sería inútil, vacua, vacia. Si los destinos son tal como ya se han presentado, si hay una pre-fijación probable, uno tiene que confiar en el mundo, en el actuar de lo otro, disfrutar ese mundo tal como es y vivirlo constantemente.

Sentí la perturbación, pero no me dejo nublar por esos pensamientos. El mundo actua de forma sabia y el destino ya prefigurado me muestra que las cosas actuarán para mi beneficio. A sacarse las manos de la cara, a mirar adelante se ha dicho.