martes, diciembre 26, 2006

Nuevamente.

Mi blog es aburrido, casi nadie lo lee, pero eso no importa, escribo para mí y eso debería conformarme (aunque no lo hace). Llevo 20 años en este planeta sin nada extraordinario ni destacado, apenas ha existido un reconocimiento por el mal trabajo realizado y por hacer lo que se tenía que hacer.

Y debo admitirlo, me inquieta y me molesta esa situación. Siento que no he vivido como corresponde, que no he aprovechado cada momento de mi vida, una vida que puede acabar en cualquier instante y de la que vivo pensado y planificando un futro cercano sin siquiera preocuparme de los recuerdos que creo en este instante.
He sobrevivido a varias situaciones, pero a pesar de ello la desesperación aumenta, a veces conmueve la aprobación de otros pero en el momento de recostarse en el lecho, ante ese techo blanco y esas paredes azules, la sensación de no saber a ciencia cierta lo que se hace con la vida desespera el alma que clama por una respuesta concisa y precisa (facultad con lo cual aparentemente no he nacido).

Trato infructuosamente de encontrar una situación que me acomode, que me haga sentir yo mismo, pero inevitablemente caigo en modelos preestablecidos de ideales muertos en tiempos de ocaso, artista, escritor, filósofo, músico, famoso, adinerado, son muchos de los posibles caminos a seguir y a pesar de que todos me llaman, ninguno me llena, ninguno me otorga la sensación de estar haciendo lo correcto y de seguir el camino adecuado.

Saben, me siento como un niño pequeño, que todo lo desea probar, todo lo desea experimentar, pero que se ve a sí mismo como un viejo que todo lo ha vivido, que todo lo ha experimentado y que por ello tiene miedo, miedo de errar-sufrir, el camino elegido, es como estar varado en medio de la nada, tener la necesidad de retirarse de ese lugar a toda costa, ver inumerables caminos, pero no saber cual elegir, por conocer algo de todos esos caminos y por temer elegir alguno, que sea peor que el anterior.

Es cierto que al final hay que elegir, correr el riesgo, lanzar el dado, pero soy un hombre que ha perdido la fe, desconfiando de todo y todos, por que los hombres y las experiencias son falibles, ya estan perdonados eso sí, por que nadie puede pedir perfección en un mundo imperfecto, en un mundo en donde Dios creó las leyes y axiomas necesarios para que todo funcione, para que la máquina se maneje sola (y la imperfección es necesaria), incluso otorgando varios manuales en donde se señala el método de mejor usar esa máquina, pero por la misma situación, y por su perfectividad, ya no nos observa, dejó a la máquina, al mundo andar solo, por que él no necesita mirar, ya que dentro de su perfección ninguna acción le queda por hacer, ninguna necesidad tiene ante él.

Quiero encontrar un camino que me lleve a mi mismo, que me haga sentir pleno, que me haga encontrar la verdad de todo, pero no se como empezar, no se como creer.

"Felices los que creen, por que de ellos es cierta felicidad en este mundo"

domingo, diciembre 10, 2006

Historia.

Los sucesos continuos que van marcando a una región, a un pueblo, a una nación, normalmente son denominados momentos históricos, ya que provocan un cambio sustancial en la forma de vida y en la visión que cada individuo tiene de ésta. Es necesario para ello que el suceso en cuestión posea una importancia sustancial y que marque la vida de miles de personas, provocando un antes y un después, un cambio de foco, una re-interpretación de los sucesos y de los eventos que se van desarrollando.

Pero... ¿estos sucesos pueden maquillarse?, ¿puede re-interpretarse la historia y los acontecimientos de tal manera de que miles de personas piensen (sientan) cierta cosa y olviden otra que creína firmemente en un momento anterior?, ¿puede la gente, la población, que vive el suceso, ser y ver todo desde una nueva perspectiva sólo por la intervención de un tercero con autoridad?. La historia a pesar de su presunción objetiva, tiene siempre un sesgo, un foco por el cual contemplarla, lo importante es determinar quién es el que impone ese foco, esa lente para observar el asunto de forma distinta y considerar un suceso de tal o cual manera.

La historia finalmente no santifica ni endemoniza ciertos sucesos y a ciertas personas, no decide quienes son los vencedores ni los vencidos, los buenos o los malos, finalmente son los que dan la interpretación de esa historia, -los que poseen el poder en un momento determinado- los que imponen valor a un hecho histórico, los que son capaces de decidir y cualificar un hecho determinado, por que a final de cuentas, un hecho es un hecho, y debido a ello sin valor interpretativo a menos que se aplique cierta subjetividad pre-existente a ese hecho (salvando la discusión de que el hecho mismo exista).


A veces dudo de la importancia de los hechos debido a los medios de comunicación social y a los individuos que deciden sobre que enseñar y que no en este extraño mundo.