domingo, diciembre 10, 2006

Historia.

Los sucesos continuos que van marcando a una región, a un pueblo, a una nación, normalmente son denominados momentos históricos, ya que provocan un cambio sustancial en la forma de vida y en la visión que cada individuo tiene de ésta. Es necesario para ello que el suceso en cuestión posea una importancia sustancial y que marque la vida de miles de personas, provocando un antes y un después, un cambio de foco, una re-interpretación de los sucesos y de los eventos que se van desarrollando.

Pero... ¿estos sucesos pueden maquillarse?, ¿puede re-interpretarse la historia y los acontecimientos de tal manera de que miles de personas piensen (sientan) cierta cosa y olviden otra que creína firmemente en un momento anterior?, ¿puede la gente, la población, que vive el suceso, ser y ver todo desde una nueva perspectiva sólo por la intervención de un tercero con autoridad?. La historia a pesar de su presunción objetiva, tiene siempre un sesgo, un foco por el cual contemplarla, lo importante es determinar quién es el que impone ese foco, esa lente para observar el asunto de forma distinta y considerar un suceso de tal o cual manera.

La historia finalmente no santifica ni endemoniza ciertos sucesos y a ciertas personas, no decide quienes son los vencedores ni los vencidos, los buenos o los malos, finalmente son los que dan la interpretación de esa historia, -los que poseen el poder en un momento determinado- los que imponen valor a un hecho histórico, los que son capaces de decidir y cualificar un hecho determinado, por que a final de cuentas, un hecho es un hecho, y debido a ello sin valor interpretativo a menos que se aplique cierta subjetividad pre-existente a ese hecho (salvando la discusión de que el hecho mismo exista).


A veces dudo de la importancia de los hechos debido a los medios de comunicación social y a los individuos que deciden sobre que enseñar y que no en este extraño mundo.

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