lunes, julio 30, 2007

Quinto semestre

Volví a clase. No tenía muchas ganas de hacerlo, siempre he dicho que necesito aburrirme de algo para sentir la necesidad del cambio, entrar en la rutina nuevamente. El aburrimiento de las vacaciones aún no había comenzado y ya estoy nuevamente en otro ciclo.

Es extraño. Hoy conversaba con Seba y Ala (personas con las cuales conversaré bastante este semestre simplemente por tener los ramos juntos lo que dará la oportunidad de llevar a cabo esas pláticas elevadas varios días seguidos) percatándonos de estar en la mitad de la carrera, de ser alumnos de 3º en una situación en la que uno mismo se ve como un adolescente de 15 años, preocupado de situaciones anexas y sintiendo que aún queda mucho por vivir.

Pero las cosas son distintas. Ha pasado el tiempo y como bien dijo Ala, los otros son los que se percatan del avance (no me gusta el concepto de maduración, siempre lo he sentido demasiado estático). Uno suele estar preocupado de otras cosas o demasiado preocupado de cómo se es, para lograr la objetividad requerida y mirarse al ombligo con precisión.

Lo único de lo que me he percatado es que últimamente agradezco haber elegido una carrera que no me apasiona. Elegir un quehacer que no consista en tu pasión puede ser horrendo, el proyectarse haciendo algo que no te agrada ciento por ciento le provoca a varias personas un conflicto increíble, el cual se da al principio de la carrera, pero que con el tiempo crea a dos tipos de personas, las que eligen algo que las apasione y las que siguen con lo que no les gusta para nada (distintos motivos para el seguir en ello).

Ese agradecimiento se me presentó cuando imaginé el estar estudiando filosofía, percatándome del grave error que significaría ello, no porque filosofía fuera una materia nefasta para el alma humana (absolutamente al contrario, de hecho es mucho más probable que derecho lo sea), sino que el centrarse tanto en un área disminuye notoriamente la intención de conocer otras áreas del conocimiento, limita en mi mapa mental, en un mapa donde las ganas de conocer otras cosas esta tan latente, que un límite sería perjudicial.

Y aparece de nuevo el concepto de límite, parece que los límites me persiguen últimamente. Creo que deberé romperlos, o reformularlos. Habrá que subir a un monte más alto, ver de más lejos, ampliar los horizontes de nuevo.

sábado, julio 21, 2007

¿Causalidad o casualidad?


“¿Las cosas pasan por algo o los algos pasan por las cosas?”. Esa frase es una duda que he tenido desde hace algún tiempo, a lo mejor no logré formulármela de ese modo, pero siempre ha estado patente en mi vida.

Ver que ocurren sucesos en el mundo con tal nivel de “coordinación”, no suele dejar indiferente a nadie, y muy pocas personas se quedan absolutamente calladas ante situaciones que pueden ser buenas o malas, sin encontrarles una conexión causal “tenía que pasarte esto para que llegaras a esto”, “las cosas pasan por algo”. A pesar de ello, a veces no puedo convencerme de que todo pase sólo por casualidad y que uno mismo le “imponga” una causalidad a las cosas. Las probabilidades ponen en movimiento los dados de las situaciones, pasando cualquier cosa que corresponda a uno de los posibles caminos. Al final está uno en medio de la vorágine de la situación creando conexiones posibles y razones a los caminos y “haciendo que los algos pasen por las cosas”.

La discusión me deja en un punto muerto, una epojé mental, en donde el juicio se suspende ante las posturas contrarias. Puede que en definitiva la discusión sea ociosa, al final lo importante es vivir y caminar esos caminos, sean pre-establecidos de ante mano o posteriormente por uno mismo, pero siempre estará la duda al respecto. Puede que la respuesta sea una combinación de ambas, las cosas pasarán por algo, cuando ese algo sea lo que otorgue ciertas posibilidades de ocurrencia de muchas situaciones, las cuales posteriormente serán relacionadas con ese algo pasado, el cual desencadenó el suceso en cuestión, pero que perfectamente podría haber desencadenado un suceso absolutamente opuesto.

Al final la duda me sigue intrigando.

Sobre la imagen... el estar solo podría perfectamente ser producto de uno mismo, por defecto o superioridad y no sólo por el entorno que rodea a uno.

jueves, julio 12, 2007

La vía del conocimiento.


He terminado/comenzado un proyecto, una idea que había rondado mi mente desde hacía varios años y que hoy vio su nacimiento de una manera que nunca creí que se desarrollaría.

Recuerdo mi primer acercamiento ante el tarot. Tenía unos 16 años y estaba lleno de ideales extraños, odios reprimidos y culpas sin sentido que en ese tiempo me preocupaban poco, pero que manejaban mi vida de una manera asombrosa, tanto como el cambio de personalidad que he sufrido desde ese tiempo hasta ahora.

Estaba una señora sentada en mi comedor, ofreciendo leerme las cartas. Acepté e hice preguntas absurdas ya que mi objetivo no era saber mi situación actual sino simplemente conocer sucesos extraordinarios que debían pasarme para auto explicarme el como era yo, porque claro como estaba destinado a una situación absolutamente anormal y superior, debía ser un ente increíble y lleno de casualidades que provocarían el que yo fuera así. Obviamente era un tipo absolutamente normal, que mientras se pudiera proponer algo lo conseguiría. Al final eso fue lo único que saqué de esa tirada.

Posteriormente esta señora me recomendó asistir a unas reuniones un tanto extrañas con el objetivo de “cultivarme” en estas cosas. Yo en ese tiempo –un ser bastante escéptico y racional- asistí para ver como eran estas reuniones y no me cautivé en lo absoluto en ese momento, alejándome de lo “mágico” y volviendo a una vida común y silvestre en donde las cosas sólo se pueden explicar con el plano material y mental, siendo lo demás supersticiones burdas y sin sentido.

Así se desarrolló mi vida hasta unos años atrás, en donde me volvió a picar el bicho de la magia y de lo místico. Inspeccionar un poco sobre Jung y luego recibir algunos textos por parte de un amigo abrió mi apetito por las “ciencias ocultas”, y desde allí el estudio se intensificó leyendo algunos libros en busca de conocimiento “arcano” para poder entender una parte del mundo que no puede ser explicada por este plano material.

Porque en magia y sucesos paranormales he creído desde hace poco. Y no es una creencia ciega, sino una creencia que va desde el punto de vista de la experiencia, la que te dice que si un suceso se presenta en el mundo no tiene porque ser una simple apariencia carente de verdad. Es difícil creer que mucha gente, a lo largo de la historia ha tenido una alucinación mental cuando presencia estos fenómenos y por ende es un área digna de estudio, el cual permite comprender ciertas cosas que no son ajenas a uno pero que pasan en este mundo.

Así terminé aprendiendo algo de cábala y por añadidura de tarot. Me dijeron que no podía comprarme un mazo sino que tenían que regalármelo. Pensé que eso no tenía porque ser así, dirigiéndome al lugar en donde sabía que los vendían. La tienda había desaparecido misteriosamente de mi mapa mental. Volví al día siguiente y estaba cerrada. Pensé, ¿mucha sincronicidad no? desistiendo de la compra respectiva.

Pasaron cerca de 8 meses cuando un compañero de la u me ofreció enseñarme. Yo acepté gustoso, ya que el tarot es parte complementaria de la cábala, materia que había dejado de estudiar debido a los estudios prioritarios que curso (derecho respectivamente), pero ese ofrecimiento me re-abrió las posibilidades, sólo que tenía un pequeño inconveniente... no tenía tarot y nadie que me lo regalara.

Así que decidí por una vía alternativa y mucho más enriquecedora. Empecé a dibujar mi tarot, que naciera de mi y que los dibujos fueran reflejo de la interpretación que a cada carta le daba.

Hoy terminé ello, y siento que fue lo mejor. Haber fabricado mi propio tarot antes de obtenerlo por otros medios ha sido un buen camino de enriquecimiento y comprensión espiritual. Un occidental no necesita dejarse ir hacia las cosas que están en el cielo, sino ir a por ellas y traerlas hasta acá, hasta el mundo terrenal “venga a nosotros tu reino” reza una de las más famosas oraciones del mundo occidental. Dejarse ir sería demasiado pasivo, muy poco occidental.


Me advirtieron que tuviera cuidado, que podía atraer entidades del bajo astral debido a esto, pero el cuidado siempre ha estado, la protección de los dioses siempre está conmigo, ya que mientras no actué mal, nada malo me será devuelto, nada.

martes, julio 03, 2007

Últimamente me siento bendecido. Bendecido por el Dios de la incertidumbre y de la confusión, un Dios que otorga dolores y placeres indistintamente, pero que nunca permite que los mortales se debiliten a sí mismos.

Puede que sea un cambio de foco, perder el control sobre las cosas normalmente me complicaba y estresaba en demasía, pero al final ello otorga un nuevo brillo, des-mecaniza la vida del hombre y la re-naturaliza, le otorga aspectos sublimes que sólo pueden expresarse en tiempos de fin de todos los miedos, en tiempos en que se acepta todo tal cual es, sin rencores ni triunfalismos acelerados, ya que para comenzar el viaje es necesario perderle el miedo al viaje, a la incertidumbre, al sufrimiento, partes importantes y necesarias de la vida del hombre, que como bien decía la parábola, “una semilla sin sequías, sin lluvias torrenciales, sin heladas, con excelente sol, nunca crecerá”.

Por eso ahora me siento bendecido, no enfermo o achacado como lo hubiera señalado en otros momentos, porque la incertidumbre ronda mi cabeza, y sólo le queda a ella manifestarse, y otorgar el veredicto respectivo, un veredicto que siempre será positivo, porque toda experiencia otorga una enseñanza, otorga un nuevo brillo, y sea lo más esperado o lo menos esperado, nada dura para siempre, nada es realmente importante, salvo el camino que uno realiza al andar.


*No duró el intermedio como esperaba...