jueves, agosto 03, 2006

Muerte de Chivantopel

"¡En el mudo entero no hay una sola! He buscado en cien tribus. Envejecí cien lunas desde que comencé. ¿No habrá jamás una que conozca mi alma? ¡Sí, por el Dios soberano, sí! Pero crecerán y menguarán diez mil lunas antes de que nazca su alma pura. Y es de otro mundo de donde llegarán sus padres. Tendrá la piel pálida y pálidos los cabellos. Conocerá el dolor aún antes de que su madre la alumbre. El sufrimiento la acompañará, y también ella buscará y no encontrará quien la comprenda. Muchos pretendientes querrán cortejarla, pero no habrá uno solo que sepa entenderla. La tentación asaltará a menudo su alma, mas ella no flaqueará. En esos sueños, yo vendré a ella, y ella comprenderá. He conservado inviolado mi cuerpo. He llegado diez mil lunas antes de su época, y ella llegará diez mil lunas demasiado tarde. ¡Pero ella comprenderá! ¡Sólo una vez cada diez mil lunas nace un alma semejante! – (sigue una laguna)- Una víbora verde que sale de la maleza, se desliza hacia él y lo pica en el brazo; luego ataca al caballo que es el primero en sucumbir. Entonces Chivantopel le dice al caballo: “Adiós hermano fiel. Entra en tu reposo. Te he querido y tú me serviste bien ¡Adiós, pronto me reuniré contigo!” Luego a la serpiente: “Gracias, hermanita, tú has puesto fin a mis peregrinaciones!” Después grita de dolor y pronuncia su plegaria: “¡Dios soberano, tómame pronto! ¡Trataré de conocerte y observar tu ley! ¡No permitas que mi cuerpo caiga en podredumbre y hedor, ni que sirva de pasto a las águilas!” A lo lejos se divisa un volcán humeante. Se oye el estruendo de un terremoto, acompañado de un desprendimiento de terreno. En el delirio del sufrimiento, mientras la tierra vuelve a cubrir su cuerpo, Chivantopel exclama: ¡Conservé inviolado mi cuerpo. Ella comprenderá! ¡Ja-ni-wa-ma, tú me comprendes!."

C.G. Jung, Simbolos de transformación, pp 394 - 395